Iglesia de San Agustín de Badajoz

La Iglesia de San Agustín: tesoro histórico de Badajoz camino de convertirse en BIC (Bien de Interés Cultural)

La Iglesia de San Agustín, oficialmente conocida como Iglesia de Santa María la Real de Badajoz, ha dado un paso crucial hacia su reconocimiento como Bien de Interés Cultural (BIC). La solicitud, respaldada por el Ayuntamiento y el Arzobispado, busca proteger un patrimonio que ha sido testigo de más de cinco siglos de historia. Desde su fundación en 1441 por los frailes agustinos, esta iglesia ha sido un referente de la arquitectura y el arte religioso en la ciudad. La declaración de BIC permitiría salvaguardar este valioso legado histórico, garantizando su preservación para las futuras generaciones.

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Historia y construcción del templo

El origen de la Iglesia de San Agustín está ligado a los primeros frailes agustinos que llegaron a Badajoz en 1441. Construida sobre los restos de una antigua mezquita, la iglesia refleja la compleja historia de la ciudad, donde se entrelazan las influencias cristianas e islámicas. Durante la reconquista, muchas mezquitas fueron reutilizadas como iglesias, y San Agustín no fue una excepción. La ubicación de la iglesia en el corazón del casco antiguo de Badajoz no es casual, ya que fue parte fundamental de la reorganización cristiana de la ciudad tras siglos de dominación musulmana.

Uno de los elementos más distintivos de la iglesia es su ábside gótico, único en Badajoz, que contrasta con otros estilos arquitectónicos predominantes en la ciudad. A lo largo de los siglos, el edificio ha sido modificado en diversas ocasiones, integrando elementos renacentistas y barrocos, lo que le ha conferido una riqueza estilística única. Estas transformaciones son testimonio de las diferentes épocas y estilos que la iglesia ha atravesado, reflejando la historia cambiante de Badajoz y su evolución arquitectónica.

Desamortización y recuperación

Durante el proceso de desamortización en el siglo XIX, cuando muchos bienes de la Iglesia fueron expropiados por el Estado, la Iglesia de San Agustín fue una de las afectadas. En 1852, el Ayuntamiento de Badajoz devolvió la iglesia al Arzobispado, pero el daño estaba hecho. Durante ese periodo, el templo sufrió el abandono y la pérdida de parte de su patrimonio artístico. Fue solo con el regreso de la administración eclesiástica que la iglesia comenzó un proceso de recuperación, aunque fue un largo camino lleno de dificultades.

En tiempos más recientes, el párroco Manuel Ruiz ha liderado esfuerzos para restaurar el edificio y su interior, trabajando estrechamente con un equipo de expertos en patrimonio. Desde su llegada hace ocho años, ha colaborado con Rocío Sardiña (arqueóloga), Leonor Celdrán (historiadora), Mamen Gutiérrez (docente) y Agustín Velázquez (delegado de Patrimonio de la diócesis) para llevar a cabo una cuidadosa restauración del templo. A lo largo de los años, diferentes párrocos han aportado su granito de arena, contribuyendo a la reparación de tejados, suelos, bancos y elementos litúrgicos, garantizando así que la iglesia siga siendo un lugar de culto activo y un tesoro cultural para la comunidad.

Riqueza artística de San Agustín

Uno de los aspectos más destacados de la iglesia es su vasta colección de arte sacro. Entre las piezas más valiosas se encuentra la Virgen del Pajarito, una escultura de piedra policromada del siglo XVI que durante muchos años permaneció oculta detrás de un retablo, lejos de la vista del público. Esta obra es un ejemplo perfecto del patrimonio artístico que alberga San Agustín y que, hasta ahora, ha sido poco conocido fuera de la comunidad local.

El templo también alberga pinturas de la iglesia de Santa Catalina, antiguamente gestionada por los jesuitas, y frescos originales del siglo XVII en el retablo mayor, que representan a los Santos Padres. Estas obras han sido restauradas cuidadosamente para preservar su integridad y garantizar su exhibición para las generaciones futuras. En conjunto, el patrimonio artístico del templo incluye trabajos de destacados pintores como Alonso García Mures, Rafael Lucenqui, Juan Estrada y un posible Luis de Morales, uno de los pintores más famosos del Renacimiento español.

La confirmación de la autoría de estas obras sería uno de los mayores beneficios de la declaración de BIC, ya que impulsaría estudios detallados y mejoraría su conservación. Además, el reconocimiento ayudaría a asegurar la protección del templo frente a intervenciones inadecuadas y garantizaría que se preserve su valor histórico y artístico.

Donaciones regias y personajes ilustres

La iglesia también ha sido testigo de donaciones reales que aumentaron su riqueza y prestigio. Tanto Felipe II como Carlos V, dos de los monarcas más importantes de la historia de España, hicieron generosas contribuciones al templo. Estas donaciones no solo subrayan la importancia de San Agustín en la historia religiosa de la ciudad, sino que también la colocan en un lugar destacado dentro del patrimonio nacional.

Además de los reyes, la iglesia alberga los restos de personajes ilustres, como Sebastián Montero de Espinosa, un destacado benefactor y arquitecto que jugó un papel clave en la construcción del Hospital Provincial de Badajoz. Montero de Espinosa está enterrado en una de las capillas de la iglesia, donde también se encuentra su escudo. Estos enterramientos refuerzan la conexión de San Agustín con la historia de la ciudad y sus ciudadanos más destacados.

Un templo vivo: las cofradías y la comunidad

A lo largo de los siglos, la Iglesia de San Agustín ha mantenido su papel central en la vida religiosa y cultural de Badajoz. Tres cofradías tienen su sede en la iglesia: Santo Entierro, Resucitado y la Hermandad del Rocío. Estas cofradías no solo perpetúan la tradición de las procesiones y celebraciones religiosas, sino que también se dedican activamente a la conservación del patrimonio de la iglesia. A través de su trabajo, contribuyen a mantener viva la rica herencia cultural y espiritual de San Agustín, asegurando que siga siendo un lugar de culto vibrante y un punto de referencia para la comunidad local.

Cada una de las diez capillas que componen la iglesia cuenta con su propia historia y características únicas. Desde los frescos originales del siglo XVII hasta los azulejos talaveranos y portugueses que decoran algunos de sus rincones, cada capilla es un testimonio de la riqueza histórica y artística del templo. Además, la iglesia alberga la pila bautismal más antigua de la diócesis, procedente de la Seo de Santa María del Castillo, otro ejemplo de los tesoros que se encuentran en su interior.

Un futuro prometedor

Con la solicitud de la declaración como Bien de Interés Cultural en marcha, la Iglesia de San Agustín está en camino de recibir el reconocimiento y la protección que merece. Este paso no solo asegurará la conservación del edificio, sino que también subrayará su importancia dentro del patrimonio cultural de Badajoz y Extremadura. A medida que avanza el proceso, la comunidad espera que el templo reciba la atención y el apoyo necesarios para continuar siendo un símbolo de fe, arte e historia en el corazón de la ciudad.

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