El arte al aire libre: un día pintando Badajoz
La ciudad de Badajoz volvió a convertirse en un enorme lienzo en blanco durante la 25ª edición del concurso de pintura al aire libre. Este evento anual, que atrae a artistas de todo el país e incluso de Portugal, reunió a 40 pintores que, a lo largo de una jornada, ofrecieron su particular visión de los rincones más emblemáticos de la ciudad. Desde las primeras luces del día hasta la caída del sol, las calles, plazas y parques se llenaron de caballetes, pinceles y colores, creando un espectáculo artístico en pleno corazón de Badajoz.
El concurso, que lleva un cuarto de siglo en marcha, no solo se trata de una competición entre artistas, sino de una cita obligada para aquellos que encuentran en la pintura al aire libre una forma de conexión con el entorno. Cada edición reúne a pintores tanto profesionales como aficionados, que viajan desde lugares como Málaga, Granada o Almería, e incluso desde pueblos cercanos y Portugal, para capturar la esencia de la ciudad.
Una jornada llena de talento
La jornada comenzó temprano, con los participantes repartidos por varios puntos del Casco Antiguo, el parque de Castelar y la margen del río Guadiana. Los escenarios elegidos ofrecían a los artistas un marco inigualable para desplegar su talento, cada uno utilizando diferentes técnicas y estilos. Desde óleos, acuarelas, hasta técnicas mixtas, cada pintor interpretaba a su manera los contrastes de luz y sombra, los colores y texturas que ofrece la ciudad de Badajoz.
Uno de los protagonistas del día fue José María Díaz, de Madrid, quien se alzó con el primer premio gracias a su magistral representación del interior de la Alcazaba. Su obra, llena de detalles y matices, consiguió captar la atmósfera única de este lugar histórico, combinando una paleta de colores cálidos con una técnica precisa que sorprendió al jurado.
Javier Fernández, un artista extremeño que lleva años participando en el certamen, también destacó por su obra, obteniendo el tercer puesto. Su creación, inspirada en la plaza Alta y el arco del Peso, combinaba un enfoque tradicional del dibujo con pinceladas más sueltas y dinámicas. Para Fernández, la riqueza de las texturas y el juego de luces y sombras fueron clave para dar volumen y vida a su obra.
Pintar por pasión
No todos los participantes buscan el reconocimiento a través de un premio. Para muchos, como Natividad Delgado, lo más importante es la experiencia de salir a pintar, de conectar con su pasión en un entorno que les inspira. «Este concurso me obliga a salir a pintar, algo que solía hacer mucho más antes», comentaba mientras trabajaba en su obra, una vista de la torre de la catedral desde los jardines de la Galera. Delgado utilizó una técnica impresionista, con pinceladas gruesas y colores vivos, para dar vida a su visión de la ciudad.
Delgado no fue la única en destacar el valor de la experiencia más allá de la competición. Antonio Cantero, malagueño y veterano en el certamen, recordó con cariño su primera participación, cuando uno de sus cuadros fue adquirido por un miembro del jurado sin haber obtenido ningún premio. En esta ocasión, decidió plasmar una vista del palacio de los Duques de la Roca, utilizando una técnica basada en óleos que resaltaba las formas y los colores terrosos de los monumentos históricos que rodeaban su posición en la plaza del Museo Arqueológico.
La ciudad como lienzo
Uno de los grandes atractivos del concurso es, sin duda, el entorno. Las calles del Casco Antiguo, los jardines del parque de Castelar, el puente de Palmas o las vistas desde la margen del río Guadiana son solo algunos de los escenarios elegidos por los pintores para realizar sus obras. La ciudad de Badajoz se convierte, por un día, en un gigantesco estudio al aire libre donde los artistas encuentran inspiración en cada rincón.
Maribel Corbacho, una de las participantes, eligió el puente de Palmas para crear su obra, una vista panorámica del skyline de la ciudad, con la Alcazaba y la torre de Espantaperros como protagonistas. «Es enriquecedor salir a la calle a pintar, aprendes cada vez más», comentaba mientras trabajaba en su lienzo. Para Corbacho, este tipo de eventos no solo permiten desarrollar habilidades técnicas, sino que también ofrecen la oportunidad de compartir momentos con otros artistas, de aprender y enriquecerse mutuamente.
Un evento consolidado
A lo largo de sus 25 años de historia, el concurso de pintura al aire libre de Badajoz se ha consolidado como uno de los eventos culturales más esperados de la ciudad. En esta edición, el número de participantes fue ligeramente inferior al del año anterior, pero la calidad y diversidad de las obras presentadas sigue siendo un reflejo del talento que este certamen atrae. «Han participado artistas de toda la geografía peninsular y, lo más importante, se ha recuperado la participación internacional», destacó José Antonio Casablanca, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Badajoz.
El día finalizó con la tradicional entrega de premios en la plaza Alta, donde las obras permanecieron expuestas para el disfrute del público. El jurado, tras una deliberación difícil debido al alto nivel de los trabajos presentados, otorgó el segundo premio a Cristóbal León, de Málaga, por su vista de la calle Trinidad desde la plaza de Cervantes.
Arte en cada rincón
Este concurso no solo permite que los artistas demuestren su destreza, sino que también ofrece a los habitantes y visitantes de Badajoz la oportunidad de redescubrir su ciudad a través de los ojos de los pintores. Cada obra es una interpretación única de los lugares más representativos, y cada pincelada es una invitación a mirar con nuevos ojos los rincones familiares.
El arte, una vez más, se apoderó de las calles de Badajoz, llenando de color y creatividad una jornada que se ha convertido en un referente para la cultura local. Los artistas ya esperan con ansias la próxima edición, mientras que el público sigue disfrutando de las obras que, aunque efímeras en su creación, perduran en la memoria de quienes las presenciaron.